¡¡¡Buenas tardes!!! Hoy me he traído en el tupper una comida un poco más copiosa de lo normal, y acabo de sacarme una infusión de la máquina a ver si se me pasa el "mal trago". No sé si os pasará a vosotros, pero yo hay cierta comida que no puedo traer al trabajo porque me sienta fatal, aunque en circunstancias normales no me "caiga" mal al estómago, pero creo que cuándo como en la oficina entre el estrés, las malas posturas, el no poder reposar la comida en condiciones, etc., nos hacen tener malas digestiones y molestias.
Hoy os quiero dejar un poco de información sobre un producto natural, el Kéfir, muy indicado para todas aquéllas personas con problemas estomacales (de hecho, una amiga mía lo toma, y está obteniendo muy buenos resultados).
Es pero que os guste y sea de utilidad ;)
¿QUÉ ES EL KÉFIR?
Durante la fermentación de la leche, un grupo de bacterias y
levaduras se desarrollan, agrupan y forman gránulos de coloración blanca
que al contacto con el agua o leche adquieren una consistencia cremosa, leve
sabor ácido y un aspecto muy parecido al yogurt natural.
Hay tres tipos de Kéfir, el de leche, el de agua y el de té. Del primero, el
Kéfir de leche, se obtiene una especie de yogurt, del segundo, una bebida
parecida a una limonada con gas, y del tercero, una bebida de hierbas. La mayoría
de gente conoce más el Kéfir de leche. En realidad, los tres tipos son el mismo
Kéfir, con la misma microflora, pero adaptados a medios distintos.
Un efecto característico del Kéfir es que está en constante crecimiento, puesto
que son microorganismos vivos. Los nódulos que crean, se parten por gemación y
pronto duplicarán su tamaño necesitando más aporte energético y espacio. Es
entonces cuando se separa un poco, que se puede ofrecer a otras personas para
que se beneficien con él y así con nuestra ayuda y a lo largo de la historia,
han logrado colonizar un planeta de tribus y gente alternativa.
El Kéfir, sería como un cultivo, pero tradicionalmente no se compra ni se
vende, sino que ha seguido un flujo de mano en mano, como regalo entre
conocidos y amigos, en gesto de buena voluntad. No es casual que signifique más
o menos eso, un deseo de bendición, etimológicamente en Turco ¨sentirse bien¨
Hay que dejar claro que EL
KÉFIR NO ES UN YOGUR. Mientras el yogur es semisólido y un poco
pastoso, el kéfir es líquido. Ambos probióticos tienen diferente presencia,
pero además, el sabor es distinto. Esto se debe a su diferente proceso de
fermentación. En el kéfir, la mezcla de microorganismos fermenta la leche
mediante una reacción lacto-alcohólica, es decir, la lactosa de la leche se
transforma en ácido láctico y se produce anhídrido carbónico y alcohol, este
último en una proporción inferior al 1%. En el yogur, la fermentación es solo
láctica, de modo que la lactosa o azúcar de la leche se transforma en ácido
láctico, que le da el toque ácido al yogur natural, aunque más suave que el
ácido del kéfir.
Por el propio proceso de fermentación, la leche se descompone en sus
nutrientes más elementales, por lo que el producto resultante es más digestivo
y tolerable por parte de personas con intolerancia a la lactosa. Tanto el yogur
como el kéfir aportan al organismo microbios que contribuyen a regenerar la
flora intestinal y compiten de manera eficiente contra las bacterias patógenas
que pueblan el intestino y que, en exceso, son las responsables de la mayor
parte de las gastroenteritis.
El kéfir es un probiótico, es decir, un alimento que contiene
microorganismos vivos. Por esta razón, su consumo reporta beneficios para la
salud más allá de los nutricionales. Como probiótico, el kéfir actúa en una o
varias funciones principales de la microbiota intestinal cuando se ingiere:
resistencia a la colonización de la flora intestinal por microorganismos
patógenos, modulación del sistema de defensas y aporte nutricional.
En una revisión de la bibliografía científica realizada por investigadores
del Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de la Universidad del País
Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea y el CIC bioGUNE (Centro de Investigación
Cooperativa en Biociencias), destacaron las siguientes propiedades beneficiosas
atribuibles al kéfir:
·
Propiedades antibacterianas y
antifúngicas. Estudios epidemiológicos han demostrado la influencia
positiva entre la ingesta de yogur u otras leches fermentadas y la longevidad.
Diversos ensayos han comprobado la actividad antibacteriana del kéfir contra
distintas cepas patógenas como Salmonella, Helicobacter, Shigella,
E. coli, Enterobacter aerogenes y contra hongos como Candida
albicans. Incluso en animales de experimentación se ha aplicado con éxito
gel a base de kéfir, que mostró actividad cicatrizante, que se tradujo en una
reducción más rápida del diámetro de la herida. Los autores sugerían que el
biofilm del kéfir y sus compuestos polisacáridos resultan ser buenos agentes
antimicrobianos, antiinflamatorios y cicatrizantes en variedad de infecciones.
·
Efectos inmunológicos. El kéfir
se usa en ensayos con animales de experimentación y, en menor medida, en
ensayos clínicos en humanos. Así se evalúa su capacidad de modular la respuesta
inmune de la mucosa intestinal con resultados positivos. Además de tomar el
kéfir como bebida, también se puede mezclar con distintos alimentos, a los
cuales confiere su toque particular ácido, como batidos o macedonias de frutas
o bien cremas y sopas con hortalizas, como la sopa de pepino y almendras con
kéfir.
PROPIEDADES NUTRITIVAS DEL KÉFIR
El kéfir contiene más de 40 tipos de microorganismos y también vitaminas K,
B12, B1, biotina (vitamina que ayuda en la asimilación de las demás del
complejo B), fósforo, calcio y magnesio.
Igualmente, posee abundante triptófano, un aminoácido esencial que ejerce un
papel fundamental en diversos mecanismos fisiológicos.
La fermentación del kéfir permite descomponer la leche en nutrientes más
simples haciéndola más digestiva y tolerable por personas que sufren de
intolerancia a la lactosa. También aporta microorganismos que regeneran la
flora intestinal y compiten eficientemente contra las bacterias patógenas de
nuestro intestino. Esto permite tomar el kéfir sin necesidad de hervir o
esterilizar la leche en su elaboración, de forma que permite aprovechar todas
las propiedades beneficiosas de la leche cruda.
Si vamos a salir de vacaciones y no tenemos posibilidad de llevárnoslo con
nosotros, podemos dejarlo 3 ó 4 días en agua con azúcar en la nevera. Si vamos
a estar más tiempo, será necesario escurrirlo bien, secarlo y congelarlo, de
esta forma aguanta varios meses. No obstante, después se deberá descongelar muy
poco a poco, poniéndolo previamente en la nevera y si es posible, rehidratarlo
con agua mineral y azúcar unos días antes de dejar que produzca la bebida
fermentada. Después de este proceso de congelación, se observa que el kéfir no
crece al mismo ritmo que lo hacía anteriormente, los primeros días con leche se
puede dejar más de 24 horas.
Los componentes alimenticios del kéfir difieren en muy poco respecto a los
contenidos en la leche de la que ha sido elaborado, pero son de una cualidad
biológica superior, pues hace más asimilables los nutrientes contenidos en la
leche.
PROPIEDADES CURATIVAS DEL KÉFIR
El Kéfir previene putrefacciones intestinales y contribuye a la depuración
del organismo. De este modo, la absorción y asimilación de nutrientes es más
completa y se pueden sintetizar componentes necesarios como la vitamina k. Se
debe beber diariamente, no altera la digestión y es asimilado con rapidez por
la sangre. El yogur favorece la flora intestinal pero el Kéfir es un auténtico
regenerador de la misma, por ello es muy aconsejable el tomarlo después de
haber tomado un tratamiento antibiótico, el Kéfir transforma la putrefacción
intestinal en fermentación láctica, provee al intestino de abundante ácido
láctico, cuya acción convierte en peptonas los residuos de las sustancias
albúminas que llegan al colon
Debido a sus propiedades antivirales, antifúngicas, antisépticas y
antibióticas, se considera adecuado para prevenir problemas como las úlceras y
la gastritis.
Al contener triptófano, el kéfir tiene un efecto positivo sobre el sistema
nervioso, ya que mejora los problemas para conciliar el sueño o profundizarlo y
beneficia también a las personas que sufren de depresión.
Sin embargo, debido a su sabor agrio, muchas personas rechazan su
consumo. Por ello, algunos prefieren incorporar frutas dulces como
pasas y dátiles troceados, lo que, además de mejorar el sabor, parece facilitar
el proceso de fermentación.
Actualmente se recomienda para combatir el síndrome de fatiga crónica, la
enfermedad de Crohn e incluso el enfisema pulmonar al tonificar y regenerar el
organismo tras la ingestión de antibióticos.
FORMA DE ELABORACIÓN CASERA DEL KÉFIR
A continuación se presenta la forma de preparar correctamente el kéfir de
leche
Verter en un recipiente de vidrio o porcelana un litro de leche integral a
temperatura ambiente. Añadir de dos a cuatro cucharadas de gránulos de kéfir.
Tapar el recipiente para evitar impurezas, dejando una salida de aire, pues
algunos gases serán expelidos.
Dejar fermentar de entre12 a 48 horas. Luego, solamente se debe colar y
tomar como refresco en las próximas 24 horas (sin refrigeración) y en hasta por
cinco días (conservado en el refrigerador). Para tener siempre a mano kéfir,
use los bacilos con una nueva dosis de leche.
Nota: En la elaboración del kéfir no se debe usar utensilios de metal, ya que
pueden generar electricidad debido a la acidez del medio y cortar los
"granos" innecesariamente.
El kéfir, igual que el yogur, es una leche fermentada. Sin embargo, no tiene
nada que ver con este, ni en el sabor ni en los fermentos que transforman la
leche. Este producto, de origen caucásico, tiene un pronunciado sabor ácido
derivado de la fermentación de la lactosa (el azúcar de la leche) por los
gránulos de kéfir, una comunidad de microorganismos agrupados en una matriz de
polisacáridos denominada kefirano. Estos microorganismos son levaduras y
bacterias, que pueden experimentar alteraciones en su composición durante
diferentes estaciones o en distintas condiciones, según la cultura. Como probiótico,
el kéfir ha demostrado actividad antibacteriana y antifúngica, es decir, de
refuerzo de la función del sistema inmune. Como consecuencia de sus atributos
beneficiosos, se ha incrementado la investigación sobre el kéfir en los últimos
años. El consumo de esta leche fermentada puede resultar más útil durante los
meses de otoño e invierno, temporada en la que se es más propenso a catarros e
infecciones respiratorias y de otra índole.