miércoles, 29 de mayo de 2013

KÉFIR


¡¡¡Buenas tardes!!! Hoy me he traído en el tupper una comida un poco más copiosa de lo normal, y acabo de sacarme una infusión de la máquina a ver si se me pasa el "mal trago". No sé si os pasará a vosotros, pero yo hay cierta comida que no puedo traer al trabajo porque me sienta fatal, aunque en circunstancias normales no me "caiga" mal al estómago, pero creo que cuándo como en la oficina entre el estrés, las malas posturas, el no poder reposar la comida en condiciones, etc., nos hacen tener malas digestiones y molestias.

Hoy os quiero dejar un poco de información sobre un producto natural, el Kéfir, muy indicado para todas aquéllas personas con problemas estomacales (de hecho, una amiga mía lo toma, y está obteniendo muy buenos resultados). 

Es pero que os guste y sea de utilidad ;)



¿QUÉ ES EL KÉFIR?

Durante la fermentación de la leche, un grupo de bacterias y levaduras se desarrollan,  agrupan y forman gránulos de coloración blanca que al contacto con el agua o leche adquieren una consistencia cremosa, leve sabor ácido y un aspecto muy parecido al yogurt natural.
Hay tres tipos de Kéfir, el de leche, el de agua y el de té. Del primero, el Kéfir de leche, se obtiene una especie de yogurt, del segundo, una bebida parecida a una limonada con gas, y del tercero, una bebida de hierbas. La mayoría de gente conoce más el Kéfir de leche. En realidad, los tres tipos son el mismo Kéfir, con la misma microflora, pero adaptados a medios distintos.

Un efecto característico del Kéfir es que está en constante crecimiento, puesto que son microorganismos vivos. Los nódulos que crean, se parten por gemación y pronto duplicarán su tamaño necesitando más aporte energético y espacio. Es entonces cuando se separa un poco, que se puede ofrecer a otras personas para que se beneficien con él y así con nuestra ayuda y a lo largo de la historia, han logrado colonizar un planeta de tribus y gente alternativa.

El Kéfir, sería como un cultivo, pero tradicionalmente no se compra ni se vende, sino que ha seguido un flujo de mano en mano, como regalo entre conocidos y amigos, en gesto de buena voluntad. No es casual que signifique más o menos eso, un deseo de bendición, etimológicamente en Turco ¨sentirse bien¨

Hay que dejar claro que EL KÉFIR NO ES UN YOGUR. Mientras el yogur es semisólido y un poco pastoso, el kéfir es líquido. Ambos probióticos tienen diferente presencia, pero además, el sabor es distinto. Esto se debe a su diferente proceso de fermentación. En el kéfir, la mezcla de microorganismos fermenta la leche mediante una reacción lacto-alcohólica, es decir, la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce anhídrido carbónico y alcohol, este último en una proporción inferior al 1%. En el yogur, la fermentación es solo láctica, de modo que la lactosa o azúcar de la leche se transforma en ácido láctico, que le da el toque ácido al yogur natural, aunque más suave que el ácido del kéfir.
Por el propio proceso de fermentación, la leche se descompone en sus nutrientes más elementales, por lo que el producto resultante es más digestivo y tolerable por parte de personas con intolerancia a la lactosa. Tanto el yogur como el kéfir aportan al organismo microbios que contribuyen a regenerar la flora intestinal y compiten de manera eficiente contra las bacterias patógenas que pueblan el intestino y que, en exceso, son las responsables de la mayor parte de las gastroenteritis.
El kéfir es un probiótico, es decir, un alimento que contiene microorganismos vivos. Por esta razón, su consumo reporta beneficios para la salud más allá de los nutricionales. Como probiótico, el kéfir actúa en una o varias funciones principales de la microbiota intestinal cuando se ingiere: resistencia a la colonización de la flora intestinal por microorganismos patógenos, modulación del sistema de defensas y aporte nutricional.
En una revisión de la bibliografía científica realizada por investigadores del Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea y el CIC bioGUNE (Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias), destacaron las siguientes propiedades beneficiosas atribuibles al kéfir:
·         Propiedades antibacterianas y antifúngicas. Estudios epidemiológicos han demostrado la influencia positiva entre la ingesta de yogur u otras leches fermentadas y la longevidad. Diversos ensayos han comprobado la actividad antibacteriana del kéfir contra distintas cepas patógenas como Salmonella, Helicobacter, Shigella, E. coli, Enterobacter aerogenes y contra hongos como Candida albicans. Incluso en animales de experimentación se ha aplicado con éxito gel a base de kéfir, que mostró actividad cicatrizante, que se tradujo en una reducción más rápida del diámetro de la herida. Los autores sugerían que el biofilm del kéfir y sus compuestos polisacáridos resultan ser buenos agentes antimicrobianos, antiinflamatorios y cicatrizantes en variedad de infecciones.
·         Efectos inmunológicos. El kéfir se usa en ensayos con animales de experimentación y, en menor medida, en ensayos clínicos en humanos. Así se evalúa su capacidad de modular la respuesta inmune de la mucosa intestinal con resultados positivos. Además de tomar el kéfir como bebida, también se puede mezclar con distintos alimentos, a los cuales confiere su toque particular ácido, como batidos o macedonias de frutas o bien cremas y sopas con hortalizas, como la sopa de pepino y almendras con kéfir.

PROPIEDADES NUTRITIVAS DEL KÉFIR

El kéfir contiene más de 40 tipos de microorganismos y también vitaminas K, B12, B1, biotina (vitamina que ayuda en la asimilación de las demás del complejo B), fósforo, calcio y magnesio.

Igualmente, posee abundante triptófano, un aminoácido esencial que ejerce un papel fundamental en diversos mecanismos fisiológicos.

La fermentación del kéfir permite descomponer la leche en nutrientes más simples haciéndola más digestiva y tolerable por personas que sufren de intolerancia a la lactosa. También aporta microorganismos que regeneran la flora intestinal y compiten eficientemente contra las bacterias patógenas de nuestro intestino. Esto permite tomar el kéfir sin necesidad de hervir o esterilizar la leche en su elaboración, de forma que permite aprovechar todas las propiedades beneficiosas de la leche cruda.

Si vamos a salir de vacaciones y no tenemos posibilidad de llevárnoslo con nosotros, podemos dejarlo 3 ó 4 días en agua con azúcar en la nevera. Si vamos a estar más tiempo, será necesario escurrirlo bien, secarlo y congelarlo, de esta forma aguanta varios meses. No obstante, después se deberá descongelar muy poco a poco, poniéndolo previamente en la nevera y si es posible, rehidratarlo con agua mineral y azúcar unos días antes de dejar que produzca la bebida fermentada. Después de este proceso de congelación, se observa que el kéfir no crece al mismo ritmo que lo hacía anteriormente, los primeros días con leche se puede dejar más de 24 horas.

Los componentes alimenticios del kéfir difieren en muy poco respecto a los contenidos en la leche de la que ha sido elaborado, pero son de una cualidad biológica superior, pues hace más asimilables los nutrientes contenidos en la leche.
 
PROPIEDADES CURATIVAS DEL KÉFIR

El Kéfir previene putrefacciones intestinales y contribuye a la depuración del organismo. De este modo, la absorción y asimilación de nutrientes es más completa y se pueden sintetizar componentes necesarios como la vitamina k. Se debe beber diariamente, no altera la digestión y es asimilado con rapidez por la sangre. El yogur favorece la flora intestinal pero el Kéfir es un auténtico regenerador de la misma, por ello es muy aconsejable el tomarlo después de haber tomado un tratamiento antibiótico, el Kéfir transforma la putrefacción intestinal en fermentación láctica, provee al intestino de abundante ácido láctico, cuya acción convierte en peptonas los residuos de las sustancias albúminas que llegan al colon

Debido a sus propiedades antivirales, antifúngicas, antisépticas y antibióticas, se considera adecuado para prevenir problemas como las úlceras y la gastritis.

Al contener triptófano, el kéfir tiene un efecto positivo sobre el sistema nervioso, ya que mejora los problemas para conciliar el sueño o profundizarlo y beneficia también a las personas que sufren de depresión.

Sin embargo, debido a su sabor agrio, muchas personas rechazan su consumo.  Por ello, algunos prefieren incorporar frutas dulces  como pasas y dátiles troceados, lo que, además de mejorar el sabor, parece facilitar el proceso de fermentación.

Actualmente se recomienda para combatir el síndrome de fatiga crónica, la enfermedad de Crohn e incluso el enfisema pulmonar al tonificar y regenerar el organismo tras la ingestión de antibióticos.
 
FORMA DE ELABORACIÓN CASERA DEL KÉFIR

A continuación se presenta la forma de preparar correctamente el kéfir de leche

Verter en un recipiente de vidrio o porcelana un litro de leche integral a temperatura ambiente. Añadir de dos a cuatro cucharadas de gránulos de kéfir. Tapar el recipiente para evitar impurezas, dejando una salida de aire, pues algunos gases serán expelidos.

Dejar fermentar de entre12 a 48 horas.  Luego, solamente se debe colar y tomar como refresco en las próximas 24 horas (sin refrigeración) y en hasta por cinco días (conservado en el refrigerador). Para tener siempre a mano kéfir, use los bacilos con una nueva dosis de leche.

Nota: En la elaboración del kéfir no se debe usar utensilios de metal, ya que pueden generar electricidad debido a la acidez del medio y cortar los "granos" innecesariamente.

El kéfir, igual que el yogur, es una leche fermentada. Sin embargo, no tiene nada que ver con este, ni en el sabor ni en los fermentos que transforman la leche. Este producto, de origen caucásico, tiene un pronunciado sabor ácido derivado de la fermentación de la lactosa (el azúcar de la leche) por los gránulos de kéfir, una comunidad de microorganismos agrupados en una matriz de polisacáridos denominada kefirano. Estos microorganismos son levaduras y bacterias, que pueden experimentar alteraciones en su composición durante diferentes estaciones o en distintas condiciones, según la cultura. Como probiótico, el kéfir ha demostrado actividad antibacteriana y antifúngica, es decir, de refuerzo de la función del sistema inmune. Como consecuencia de sus atributos beneficiosos, se ha incrementado la investigación sobre el kéfir en los últimos años. El consumo de esta leche fermentada puede resultar más útil durante los meses de otoño e invierno, temporada en la que se es más propenso a catarros e infecciones respiratorias y de otra índole.

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